miércoles, 28 de febrero de 2007

CAMINAR COMO HIJOS DE DIOS

Las lecturas del domingo 25 de febrero fueron: Deuteronomio 26, 4-10; Romanos 10, 8-13; Lc. 4, 1-13.

Comenzamos la cuaresma, y este primer domingo nos presenta con claridad nuestro camino; esta cuaresma serán cuarenta días de encuentro con Dios y de decisión personal sobre nuestro caminar como hijos, hermanos, amigos, esposos, empleados, patrones, etc. Comencemos por preguntarnos esta semana: ¿cómo hemos vencido estas tres tentaciones que son básicas en cada una de nuestras vidas? Tentación al placer, al poder y a los caminos fáciles, sin compromiso.

La sociedad de consumo en la que hoy vivimos nos ha creado una serie de necesidades que nada tienen que ver con nuestra felicidad (ropa de marca, exceso de comunicaciones, televisión por cable, cigarro, alcohol, etc). Con esto no estamos ¨satanizando¨ las cosas, pero démonos cuenta que si en nosotros primero están estos excesos antes que las necesidades de otros hermanos, entonces, estamos fallando en la respuesta sobre nuestra identidad de hijos de un mismo Dios.

El poder en el matrimonio, en la pareja, en el trabajo, entre los amigos también corrompe nuestras relaciones y por lo tanto nuestra identidad. Así, el esposo trata que se le reconozca como ¨el que manda¨, y el jefe piensa que su puesto lo hace ¨mejor persona¨ que los demás.

Y por último, la tentación de seguir un camino fácil, sin compromisos o con evasivas nos aleja cada vez más de nuestra identidad de cristianos.

No hay camino hacia Dios sin compromisos, ni camino hacia nuestra plenitud sin obstáculos que superar. Frases como: ¨después lo atiendo¨, ¨así es siempre¨, ¨así tiene que ser¨, ¨no tengo tiempo para mis hijos¨, ¨te lo prometo que lo hago la semana que viene¨, etc., son sólo evasivas de un compromiso que evitamos asumir. Recordemos que las tentaciones son muy sutiles, la mayoría de las veces, y más que obligarnos a hacer algo muy malo nos van alejando de nuestra responsabilidad y de nuestra identidad de hijos de Dios.

¿Sientes estas tentaciones en tu vida? Cuando llegan, ¿acudes a Dios con la seguridad de que agarrado de El las vences? Danos tu testimonio.

miércoles, 21 de febrero de 2007

VIVAMOS EL REINO

Las lecturas del domingo 18 de febrero fueron: Primer libro de Samuel 26, 2.7-9.12-13.22-23 ; I Corintios 15, 45-49 ; Lc. 6, 27-38.

La semana pasada escuchamos el anuncio de la llegada de un nuevo Reino, el Reino de Dios, con las bienaventuranzas que proclamó Jesús. Hoy atendemos el segundo momento de ese discurso que trata acerca de lo que implica vivir en ese Reino que Jesús ha proclamado.

Lo primero que salta a la vista es la pregunta de Jesús: ¨¿Qué tiene de extraordinario?¨ Esto nos da una clave de lo que Jesús nos anuncia hoy. Vivir el Reino de Dios significa ¨romper¨con las estructuras cotidianas, significa vivir ¨extraordinariamente¨; este Reino tiene como medida la misericordia y la justicia de Dios y no la de los hombres, por eso es extraordinario. Vivir estas exigencias, sin una experiencia del amor que Dios ha derramado sobre nosotros, parecería una locura; pero cuando hemos experimentado la bondad, la misericordia y el Amor de Dios, no podemos buscar vivir de otra manera. Él lo ha hecho primero con nosotros antes de pedírnoslo, Él ha perdonado a sus enemigos, amado a quienes no lo aman, regalado a quien no lo busca. ¿No podemos nosotros, por lo menos, intentar vivir esto que ya nos han dado primero?

Pero pensemos más profundamente, ¿qué nos está pidiendo Jesús hoy? Jesús nos ha hablado de algo extraordinario, de algo distinto al resto de los que no tienen la experiencia del Dios cristiano; Él lo ha dicho tres veces, y esto ¿qué tiene de extraordinario? Esto extraordinario no brota de nosotros, brota de nuestra experiencia de Dios, por eso hoy Cristo nos invita a compartir nuestra experiencia de Dios, experiencia que no puede ser igual de aquellos que no la han tenido. Jesús nos está invitando a llevar a nuestras vidas esta experiencia de Dios Padre; nos está exigiendo vivir nuestra fe.

¿Has experimentado esta acción extraordinaria de Dios Padre en tu vida? ¿Cómo llegaste a ella? Danos tu testimonio.

domingo, 11 de febrero de 2007

DIOS NOS ESPERA

Las lecturas de este domingo 11 de febrero son: Jeremías 17, 5-8; 1 Corintios 15, 12. 16-20; Lc. 6, 17. 20-26 .

El texto de Lucas, del evangelio de hoy, y su paralelo de Mateo nos presentan ¨la Carta Magna¨ del Reino de Dios; los gozos y las esperanzas de quienes acepten en su corazón las Palabras de Cristo. Hemos de estar conscienes que estas palabras no son un proyecto que se pueda realizar en un mes o un año; son más bien un proyecto de vida para nosotros como individuos y sobre todo como comunidad de fe.

Si ponemos atención, la dicha que proclama Jesús es por lo que llegará y no tanto por lo que se está viviendo en el momento. Es decir, los hambrientos son dichosos ¨porque serán saciados¨, y los que lloran ¨porque reirán¨. De tal manera que el gozo y la dicha se fundan en que por la fe en Jesucristo, las estructuras sociales cambiarán, la justicia y la solidaridad se impondrán.

Pero, qué difícil es pronunciar estas palabras hoy en día; dos mil años han pasado y en realidad poco de esto ha sucedido. Vemos todavía a la gente morir de hambre, a los que sufren hacerlo sin esperanza, y a los pobres cada vez más pobres. ¿Quién ha fallado? ¿Jesús, que pecó de idealista? ¿O nosotros que no hemos abrazado con entereza nuestra fe para hacer realidad estas palabras. Hoy hemos de recordar que la Palabra de Dios necesita de nuestras manos, sus bendiciones no ¨caerán del cielo¨ sin que el obrero haga su trabajo. Son nuestras manos y nuestras vidas las que el Señor necesita para que los pobres, los hambrientos y los que lloran encuentren vivas estas palabras. Son nuestras voces y nuestras acciones las que Dios está esperando para realizar su Palabra.

Cuidado con vivir como si nadie necesitara de nosotros; como si nosotros no necesitáramos de nadie; pues entonces estaremos viviendo como ricos, hartos de nuestras ¨falsas riquezas¨ y ciegos ante nuestro hermano. Si aplicáramos estas bienaventuranzas podríamos decir: ¨Dichosa tú mujer que tendrás siempre quien te escuche; dichosos los hombres que encontrarán siempre consuelo y esperanza en su hogar, dichosos los hijos que tendrán unos padres que los respeten y les dediquen tiempo¨. Pero, ¿quién hará realidad estas bienaventuranzas sino sólo ustedes? ¿O están esperando que venga el ¨príncipe azul¨ y la prncesa soñada para hacerlas realidad?

Si somos sinceros, todos se han casado soñando en algo parecido a esto, pero muchas veces no se ha logrado, porque han querido que alguien más lo venga a hacer por ustedes. Lo mismo nos pasa con nuestra fe. Nadie, sino sólo nosotros, la podemos hacer realidad; nadie, sino sólo nosotros podremos hacer que Cristo no haya hablado en vano. Acerquémonos a Él y pidámosle ayuda para realizar esta gran tarea que nos ha dejado de construir su Reino.

Qué lugar ocupa en tu vida la afirmación:
¨Dichoso tú cuando sufras, porque Jesús te confortará. Solo tienes que creerlo y confiar.¨
¿La crees? ¿Confías? ¿Has experimentado ya su poder? Danos tu testimonio.

sábado, 3 de febrero de 2007

REMA MAR ADENTRO

Las lecturas de este domingo 3 de febrero son:
Isaías 6, 1, -2a. 3-8; 1 Corintios 15, 1-11; Lc. 5, 1-11.


Lucas acomoda este texto para transmitirnos su mensaje: Jesús es el Mesías, que ha venido y vivido entre nosotros (subida de Jesús en la barca); él nos invita a dejar nuestras excusas para hacer su voluntad (petición a Pedro) y lanzarnos al mar (lugar de incertidumbre pero también de vida); sólo así podremos experimentar los milagros del Reino, y reconoceremos que él es nuestro salvador, delante de quien somos indignos de estar ¨de pie¨.

Podríams ver en el texto la vida de Jesús y de la Iglesia. Si la barca es la Iglesia y el mar el mundo, descubrimos como Jesús estuvo en la Iglesia (subió a la barca) y después envió a sus discípulos a llevar su Buena Nueva a todos los confines de la tierra. En esta última labor, él estará con nosotros para realizar esta gran tarea de la Evangelización, sólo debemos confiar en su Palabra: ¨yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo¨.

Si analizamos las actitudes de Pedro, tal vez nos puedan ayudar para nuestra manera de responder a Dios como cristianos. Cuando pensamos que ya estamos cumpliendo con nuestro trabajo, Jesús nos pide algo más, un esfuerzo extra; pero un esfuerzo no confiado en nuestras capacidades o en nuestra lógica, sino en su Palabra (¨confiado en tu palabra, echaré las redes¨). Es así, como Cristo realizará su obra y nosotros podremos regresar con él reconociendo que sólo hemos hecho lo que debíamos, pero que él es quien ha realizado el milagro. Por ejemplo: uno piensa que por no matar y no robar está cumpliendo con su fe, pero...¿será ese nuestro compromiso con el Señor? ¿Por qué no intentamos perdonar a quien ya hemos intentado perdonar y no hemos podido? ¿ Por qué no buscamos a alguien más que ayudar fuera? ¿Por qué no buscar reconciliarte con tus padres o tus hermanos, tus amigos a pesar de que ¨ya lo hayas intentado toda la noche¨?

Hoy Jesús nos pide una respuesta más generosa, un paso más firme; nos pide confianza en su Palabra. Confianza les pide a todas aquellas parejas que tienen miedo de tener o educar a sus hijos, confianza en su palabra les pide a aquellos empresarios que viendo la necesidad no se atreven a ayudar por guardar el futuro; confianza en su palabra nos pide a todos para entregar con decisión nuestro tiempo y nuestra vida por sus hijos y su Evangelio.

¿Sientes esa llamada de Jesús de ¨remar mar adentro? ¿Tienes la confianza de poner todo de tu parte sabiendo que él está contigo siempre, como ha prometido?