jueves, 17 de mayo de 2007

DIOS QUIERE ESTAR CON SUS HIJOS

Las lecturas del domingo 13 de mayo de 2007 fueron: Hechos 15, 1-2. 22-29; Apocalipsis 21, 10-14. 22-23; Jn. 14, 23-29.

La primera idea que saltaq a la luz en este Evangelio es que Jesús nos promete venir a nosotros y hacer de nuestra persona su morada, es decir, su lugar de habitación. Ante esto podríamos preguntarnos algo muy sencillo: ¿Dónde está Dios? ¿No es el cielo o el Sagrario su morada principal? Pues no. En realidad son nuestras personas su lugar más íntimo, nuestro interior se ha convertido, según las palabras de Jesús, en la más grande Catedral que se le pudiera haber erigido.

Así, por el Espíritu Santo hemos sido dispuestos para recibir a Dios; el Espíritu es quien nos explica y nos enseña las palabras de Jesús, es quien nos purifica y nos plenifica para vivir como digna morada del Señor.

Por último, Jesús termina dándonos la paz. ¿Cómo no vivir con gozo y paz cuando sabemos que hemos cumplido la palabra del Señor? Es la paz fruto de nuestra relación con Dios, paz que no significa ausencia de conflictos sino más bien habitación de Dios en nosotros. Qué lejos nos sentimos muchas veces de esta realidad. Vivimos a un Dios lejano, ¨que está allá arriba¨o ¨escondido en el Sagrario¨. Creo que hemos metido a Dios en lo más lejano a nuestra vida cotidiana para que nos deje vivirla y sólo lo queremos ver cuando nos acercamos a esos lugares sagrados, ¨separados¨. Sin embargo, Jesús nos invita a una vida completamente distinta: a una relación de intimidad, con un Dios que quiere estar con sus hijos, que quiere compartir los gozos y las dificultades que ellos experimentan, ese es el Dios de Jesús. ¿Por qué dejarlo fuera de nosotros entonces? ¿No será que nos da pena que contemple nuestras vidas de cerca, o que nos sintamos ¨falsamente¨ indignos de su presencia? ¿Cómo vamos a ser indignos si somos su misma creación, fruto de su amor, la misma imagen suya?

Esta semana, déjate habitar por Dios; esfuérzate por vivir su Palabra, por vivir el Amor que Él nos pide y déjate habitar por el mismo Dios que te ha creado y te mantiene vivo. Para ello, tendrás que perdonar a quien no lo has hecho, callar las críticas que tan fácil te salen y amar como Dios mismo te ha amado a tí.

No hay comentarios.: