domingo, 6 de mayo de 2007

NUESTRO AMOR ES FRUTO DEL AMOR DE DIOS

Las lecturas del domingo 6 de mayo fueron: Hechos 14, 21b-27; Apocalipsis 21, 1-5a; Jn. 13, 31-33a.34-35.

En el Evangelio de hoy encontramos el comienzo del discurso de despedida que Jesús hace con sus discípulos en la Última Cena. Parecería como un testamento que Jesús quiere dejar a sus discípulos antes de partir. Esto le da una importancia muy especial a las palabras del Maestro.

Salta a la vista inmediatamente la característica principal que Jesús da a sus discípulos: saberse amados y amarse los unos a los otros. Esto no es solo una característica moral, saberse amados por Dios y amarse unos a otros es parte constitutiva de nuestro ser cristiano. En ese sentido no es equiparable al amor que otras personas no cristianas pueden vivir. La diferencia esencial está en que nosotros vivimos el amor porque PRIMERO NOS SABEMOS Y NOS SENTIMOS AMADOS POR DIOS, por lo tanto, nuestro amor por los demás es fruto del amor de Dios y no sólo un gesto humanitario de nuestra parte.

Vale la pena preguntarnos hoy: ¨¿En qué fundamentamos nuestro ser cristiano?¨ Es decir, ¿por qué nos decimos discípulos de Cristo? Todos podemos decir: ¨porque somos bautizados¨, o tal vez ¨porque vamos a misa¨, o tal vez, ¨porque estoy en un grupo apostólico¨, o los más dirán ¨porque mis padres y mis abuelos lo son...es decir, por tradición.¨

Al escuchar este Evangelio, ¿podremos seguir diciendo lo mismo?

Se cristianos significa sabernos amados por un Dios que se encarnó entre nosotros, vivió, murió y resucitó por nosotros, sabernos amados por un Dios al que le importamos tanto que no escatimó ni en su propio Hijo para que nosotros comprendiéramos su Amor.
Y en un segundo momento, ser discípulo de Cristo significa amar como somos amados, perdonar como somos perdonados por Dios, ser solidarios como Jesús lo fue con nosotros. Nadie da lo que no tiene, por eso Dios nos ama primero, para que como cristianos compartamos ese Amor que primero recibimos de Él.

Acerquémonos a recibir el Amor de Dios. Si estás batallando para amar a alguien, para perdonar a tu pareja, a tu padre, a un amigo(a), o a quien sea; acércate primero a Dios, pídele ese Amor, esa misericordia para que entonces la puedas dar tú también.

¿Cómo acercarse a Dios? En silencio, búscalo en la Biblia, en el Santísimo (en el Templo), en un rato de meditación, rezando el Padre Nuestro. Como tú quieras, pero búscalo y Él te encontrará.

No hay comentarios.: