sábado, 21 de abril de 2007

LA FE NOS LIBERA DEL MIEDO

Las lecturas del domingo 15 de abril de 2007 fueron: Hechos 5, 12-16; Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19; Jn. 20, 19-31.

Qué increible síntesis nos comparte san Juan sobre su experiencia del Resucitado. En cuatro palabras se podría resumir esta experiencia: Encuentro con Jesús (¨la Paz esté con ustedes¨); Envío (¨Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo¨); Recepción del Espíritu (¨Reciban el Espíritu Santo¨); todo esto traducido en Obras (¨A los que les perdonen los pecados les quedan perdonados...¨).

Esta es la experiencia de Dios Resucitado, una experiencia que brota de un encuentro con Jesucristo vivo, experiencia sin la cual, nadie puede hablar de un Dios de vivos y glorificado. Eso le pasó a Tomás, que sin la experiencia del resucitado no pudo creer en él.

Es una experiencia también que nos llena del Espíritu, nos transforma nuestra visión del mundo y de Dios y nos capacita para amar. Por lo mismo, ha de ser una buena experiencia que nos lleve a compartirla en el Aor, en la misericordia con los demás. El fondo de la Resurrección es la experiencia del Resucitado, experiencia que Tomás negó en un principio y que Jesús recalcó al permitirle tocar sus heridas.

¿Cómo podemos nosotros vivir esas experiencias hoy? ¿Es que debemos esperar al mismo Jesús que se nos aparezca como a los discípulos? Jesús hoy nos sigue saliendo al encuentro en el hermano necesitado, en el prójimo que nos desespera, en el cónyuge que no entiende y necesita comprensión, en el hijo que exige más atención, en el amor de una pareja, en el amor de los hijos, en las experiencias de solidaridad y de apoyo, en los sacramentos y sobre todo en su Palabra y su Cuerpo y Sangre.

Ahí está Jesús, vivo, resucitado; a veces mostrándonos su gloria, a veces mostrándonos sus llagas para que las toquemos. La experiencia depende de nuestra fe, de nuestra disposición a encontrarnos con aquel que sale a nuestro encuentro. Abramos los ojos, Cristo está vivo, y camina entre nosotros buscando llenarnos de su Paz y pidiéndonos nuestro amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dios nos permita siempre tener los ojos abiertos para poderlo ver , sentir,palpar sus llagas por las cuales fuimos sanados y perdonados. Señor aumenta nustra fe. Te amamos y contigo no tenemos miedo.