martes, 19 de junio de 2007

PERMITAMOS QUE EL SEÑOR ENTRE EN NUESTRA VIDA

Las lecturas del domingo 10 de junio de 2007 fueron: 1 Reyes 17, 17-24; Gálatas 1, 11-19; Lc. 7, 11-17.

Hay una diferencia abismal entre las demás ¨religiones¨ y el cristianismo. En las demás, la persona va en busca de Dios. En el cristianismo es Dios el que busca al ser humano. Y en la Iglesia Católica, fundada por Cristo, lo vemos todos los días.

Este Evangelio es una prueba más del amor de Dios hacia nosotros, que es infinito. Tiene el arrojo y tesón del amor del padre y el candor y profundidad del amor de madre. Cristo al ver a la viuda que se le había muerto todo lo que tenía en el mundo, se compadece de ella. Del Corazón de Cristo brota esa necesidad de consolar a la viuda y le vuelve a entregar a su hijo.

Y así como Cristo entregó alegría a esta viuda, hoy día Cristo entrega a muchos padres angustiados su joven hijo que se fue de casa días atrás, ablanda los corazones de los esposos a punto de separarse, inspira a los grandes empresarios a cambiar de actitud hacia sus colaboradores y, en vez de hundirles en deudas estratosféricas, hacen un trato para arreglar cuentas, etc.

Dios sigue obrando milagros para que nosotros podamos ser felices en Él. Es imposible que a Dios le guste vernos tristes, porque nos ama. Pero si lo estamos...¿acaso será porque no le hemos permitido a Cristo entrar en nuestra vida? Pidamos hoy esta gracia a Cristo Eucaristía.

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