miércoles, 21 de febrero de 2007

VIVAMOS EL REINO

Las lecturas del domingo 18 de febrero fueron: Primer libro de Samuel 26, 2.7-9.12-13.22-23 ; I Corintios 15, 45-49 ; Lc. 6, 27-38.

La semana pasada escuchamos el anuncio de la llegada de un nuevo Reino, el Reino de Dios, con las bienaventuranzas que proclamó Jesús. Hoy atendemos el segundo momento de ese discurso que trata acerca de lo que implica vivir en ese Reino que Jesús ha proclamado.

Lo primero que salta a la vista es la pregunta de Jesús: ¨¿Qué tiene de extraordinario?¨ Esto nos da una clave de lo que Jesús nos anuncia hoy. Vivir el Reino de Dios significa ¨romper¨con las estructuras cotidianas, significa vivir ¨extraordinariamente¨; este Reino tiene como medida la misericordia y la justicia de Dios y no la de los hombres, por eso es extraordinario. Vivir estas exigencias, sin una experiencia del amor que Dios ha derramado sobre nosotros, parecería una locura; pero cuando hemos experimentado la bondad, la misericordia y el Amor de Dios, no podemos buscar vivir de otra manera. Él lo ha hecho primero con nosotros antes de pedírnoslo, Él ha perdonado a sus enemigos, amado a quienes no lo aman, regalado a quien no lo busca. ¿No podemos nosotros, por lo menos, intentar vivir esto que ya nos han dado primero?

Pero pensemos más profundamente, ¿qué nos está pidiendo Jesús hoy? Jesús nos ha hablado de algo extraordinario, de algo distinto al resto de los que no tienen la experiencia del Dios cristiano; Él lo ha dicho tres veces, y esto ¿qué tiene de extraordinario? Esto extraordinario no brota de nosotros, brota de nuestra experiencia de Dios, por eso hoy Cristo nos invita a compartir nuestra experiencia de Dios, experiencia que no puede ser igual de aquellos que no la han tenido. Jesús nos está invitando a llevar a nuestras vidas esta experiencia de Dios Padre; nos está exigiendo vivir nuestra fe.

¿Has experimentado esta acción extraordinaria de Dios Padre en tu vida? ¿Cómo llegaste a ella? Danos tu testimonio.

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